Escrito por: Dr. Serafín Contreras Galeano.
Fue una noche anhelada luego de un intenso día de trabajo. Lo que deseaba era sentarme en el sofá de mi casa y disfrutar unas dos horas de Televisión antes de ir a la cama. El control remoto me llevó a navegar en la cresta de las olas tecnológicas hasta que un buen partido de football me atrajo la atención, pero ya estaba terminando, quedé con ganas de más pero en mi hambre de más deporte al buscar mis ojos quedaron fijos en un canal cristiano.
Quién allí hablaba estaba desesperadamente compungido y creyendo que era algo supremamente espiritual me quedé deseando saber más de lo que había tocado el corazón de quién hablaba. Solo necesite 5 minutos para enterarme que su quebranto era un mecanismo más para convencer los televidentes de la urgencia de dar más dinero para “su causa” y mi sorpresa se desbordó cuando quién hablaba mencionó que Dios estaba dispuesto a hacer el milagro por su familia, o su hijo o su negocio pero que era indispensablemente necesario que aportara cierta cantidad de dinero, ya que de esa manera estaba dando un paso de fe y estableciendo un pacto con el eterno, El cual se vería comprometido a hacer el milagro por amor a la fe de quien estaba poniendo parte de su vida traducida en dinero en el altar de Dios.
Mi mente inquieta se trasladó de inmediato al pasaje Bíblico de Juan 2.
Este pasaje presenta una imagen increíble de Jesús limpiando el Templo.
Este pasaje presenta una imagen increíble de Jesús limpiando el Templo.
“Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén. Y en el templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, e instalados en sus mesas a los que cambiaban dinero. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas. A los que vendían las palomas les dijo: — ¡Saquen esto de aquí! ¿Cómo se atreven a convertir la casa de mi Padre en un mercado?
Sus Discípulos se acordaron de que esto está escrito: El celo por tu casa me consumirá. Juan 2:13-17.
¿Se ha imaginado por un momento esta escena en la que el Maravilloso Jesús lleno de ternura y compasión por el perdido, quién tocó al leproso y le dijo a la Mujer pecadora... Vete y no peques más, ahora aparezca en una escena totalmente diferente? ¿Por qué? ¿Cuál celo lo consumía?
El Pasaje describe a Jesús como quien, hizo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo con sus ovejas y bueyes, volteó las mesas de los cambistas y regó las monedas en el piso, mientras levantando la voz decía con autoridad, saquen esto de aquí.
¿No estaba esta gente facilitando al pueblo que había venido a la fiesta de la pascua los recursos para que se adorará a Dios?
No era posible para la gente que viajara hasta 3 días de camino traer los animales para el sacrificio cuando los sacerdotes del templo revisaban los animales para asegurarse que no tenían defecto y era un riesgo que algunos de esos animales tuvieran un percance en el camino. Era mejor comprarlo allí libre de cualquier defecto.
Los cambistas facilitaban las monedas correctas ya que las ofrendas debían de hacerse con monedas judías, ya que las monedas romanas tenían la efigie del César lo cuál era considerado por muchos como una idolatría. Otras monedas venían de lugares foráneos no eran aceptables como ofrenda para el templo. Eso forzaba la situación para justificar los cambistas en el templo. ¿Cuál era realmente el problema? ¿No estaba todo dirigido a la adoración a Dios?
Amados el problema está en el corazón y en la motivación. El fin no justifica los medios. El problema estaba en los intereses que se cargaban al pueblo, al hacer el cambio y en la ganancia que se obtenía de la venta de los animales, y en eso participaban los que vendían, como los sacerdotes que lo permitían, cuando Dios había prohibido en su palabra en Deuteronomio 23:19 dice: “”No cobrarás a tu hermano interés por el dinero, ni interés por la comida, ni interés por ninguna cosa de la que se suele cobrar intereses. Al extraño podrás cobrar intereses, pero a tu hermano no le cobrarás, para que tu Dios te bendiga en todo lo que emprenda tu mano en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión.
Altos intereses eran cobrados por el cambio de moneda y comercialización de productos eran abiertamente manejados en el templo y con una silenciosa aprobación de los sacerdotes. En realidad como lo dijo Jesús, habían convertido el templo en cueva de ladrones. Esa palabra era realmente dura.
Jesús en ese momento se constituyó en un Profeta y Reformador del estilo religioso judío de ese momento. Alguien dijo que en estos días la Iglesia necesita un reformador. Y creo que ese reformador no es una persona común y corriente, sino la persona del Señor Jesús quién está listo para llevar a su iglesia al camino genuino y verdadero. Quizá alguien podría preguntar. ¿Entonces, no puedo acaso yo tener alguna ganancia sobre una producción hecha para bendecir el pueblo, tales como libros, Cd o Dvd?
No se enfoca en este pasaje en lo que usted ha puesto esfuerzo o dedicación y por supuesto inversión de dinero para la producción, sino en el interés exagerado y en la motivación errada.
Peor aún, lo que si va más allá de lo que pasó en el templo, es la comercialización de los milagros de Dios.
“Pedimos milagros, como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos”. Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.
Jesús en su ministerio realizó milagros portentosos y jamás lo vemos ni cobrando ni comercializando la realización de esos milagros. Cuando yo ofrezco la acción de Dios sobre la necesidad de una persona en base a la cantidad de dinero que ese necesitado puede aportar estoy definitivamente cayendo en la perversión espiritual.
¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín; por recompensa se lanzaron en el error de Balaám y perecieron en la insurrección de Coré”. Judas 11.
Comprometer a Dios para hacer milagros condicionado por la cantidad de dinero que se ofrece, es hacer a un lado la Misericordia, La Gracia y la Justicia de Dios y presentar una imagen distorsionada del Majestuoso Dios.
Un gran milagro sucedió en la piel del General Sirio Naamán cuando su piel leprosa se convirtió en la de un niño por el milagro que Dios realizó a través del ministerio del siervo Eliseo. Naamán quiso recompensar de buena manera al ministerio de Eliseo. El Pasaje dice así: “15 Luego Naamán volvió al hombre de Dios, con toda su comitiva. Llegó y se detuvo delante de él, y dijo: ¡He aquí, yo reconozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel! Ahora pues, acepta, por favor, un presente de parte de tu siervo. 16 Pero Eliseo dijo: Vive el Señor, a quien sirvo, que no aceptaré nada! Naamán le insistió para que lo aceptase, pero él rehusó. 2 Reyes 5:15,16
Acá encontramos un hombre de Dios que no sabía manejar expresiones de “Pacto” “Siembra” Semilla” ni “Tierra fértil”. Él solo sabía administrar Misericordia, Compasión, Ternura al necesitado y su lema parecía ser. “De gracia recibiste, dad de gracia”.
En el mismo pasaje encontramos al siervo de Eliseo Giezi, alcanzando al Naamán para pedir en nombre de Eliseo que le enviará dinero y ofrenda, usando el nombre de su amo, por lo cual la Biblia cierra el caso con las palabras de Eliseo a su siervo:
“ Entonces Eliseo s le dijo: No estuvo allí mi corazón cuando el hombre volvió de su carro a tu encuentro? Es este el tiempo de aceptar dinero o de aceptar ropa, olivares, viñas, ovejas, vacas, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes, para siempre. Entonces salió de su presencia leproso, blanco como la nieve. 2 Reyes 5:26,27.
El siervo de Eliseo había caído en el nivel más bajo de la religiosidad queriendo sacar provecho de los Milagros divinos.
Quienes hemos sido llamados por Dios al ministerio sabemos que necesitamos enseñar al pueblo la importancia de dar y a la vez mantener el equilibrio sin explotar el hambre espiritual de la gente y menos aún manipular a las almas necesitadas presentando un dios que hace milagros solo en proporción con el dinero que damos.
La Biblia nos muestra que Dios nos ha dado ya. Necesitamos administrar bien lo que hemos recibido para ver las puertas abiertas en el futuro.
“Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. 2 Pedro 1:3 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32
La promesa de Jesús es: “En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré”. Los milagros financieros no se resuelven a través de ofrendas sin cambiar el estilo de vida. Los Milagros Financieros suceden cuando comenzamos a ser fieles administradores de lo que Dios nos ha dado. ¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) Compositor y músico alemán.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) Compositor y músico alemán.
Cuando estábamos más desposeídos Dios nos dio su más grande regalo de amor su hijo, esperando solo que nosotros creyéramos en él.
Y por eso las palabras del Maestro aún resuenan hoy con fuerza de trueno y resplandor de gloria: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Mateo 10:8. Decidamos hoy no desvalorizar la calidad de Dios quién en su gracia no vende los milagros, sino que extiende su mano compasiva para tocar al afligido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario