google.com, pub-3838220590989262, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sólo La Biblia: 1/11/11 - 1/12/11

Honrar a Dios en todo

El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?  En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.  Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.(*)
*Malaquias 1:6-8
La Ley de Elohim requería que se sacrificaran animales vivos y sin defectos (Levítico 1:3). Pero estos sacerdotes estaban ofreciendo animales ciegos, cojos y algunos ya muertos. Elohim acusó a Israel de deshonrarlo al ofrecer sacrificios imperfectos. Nuestras vidas deben ser sacrificios vivos a Elohim (Romanos 12:1). Si damos a Elohim solo el tiempo, el dinero y la energía que nos sobran, repetiremos el mismo pecado de estos adoradores que no querían entregar nada valioso a Elohim. Lo que entregamos refleja nuestra verdadera actitud hacia El.

Encuentro con el resucitado


Por: Javier Juaréz 

Hechos. 9:1-19   
                                                                
Saulo,  respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor,  vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco,  a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino,  los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco,  repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra,  oyó una voz que le decía:  Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo:  ¿Quién eres,  Señor?  Y le dijo:  Yo soy Jesús,  a quien tú persigues;  dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 
El,  temblando y temeroso,  dijo:  Señor,  ¿qué quieres que yo haga?  Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad,  y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos,  oyendo a la verdad la voz,  mas sin ver a nadie. 
Entonces Saulo se levantó de tierra,  y abriendo los ojos,  no veía a nadie;  así que,  llevándole por la mano,  le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver,  y no comió ni bebió. Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías,  a quien el Señor dijo en visión:  Ananías.  Y él respondió:  Heme aquí,  Señor. 
Y el Señor le dijo:  Levántate,  y ve a la calle que se llama Derecha,  y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo,  de Tarso;  porque he aquí,  él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías,  que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió:  Señor,  he oído de muchos acerca de este hombre,  cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 
El Señor le dijo:  Ve,  porque instrumento escogido me es éste,  para llevar mi nombre en presencia de los gentiles,  y de reyes,  y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa,  y poniendo sobre él las manos,  dijo:  Hermano Saulo,  el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías,  me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas,  y recibió al instante la vista;  y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento,  recobró fuerzas.  Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. 

Propósito.
“Es una locura esperar resultados diferentes haciendo la misma cosa”  Encontrarse contigo mismo nada cambiará en ti, hasta que te reencuentres con el Cristo resucitado.

Introducción.
Hace tiempo platicaba  con una compañera de trabajo. Ella es de religión adventista. El tema circundaba en cuanto a la vida en común pero hubo un momento que se tocó el área espiritual. El tema a ella le agradó porque me comentó que acababa de reencontrarse con ella misma. Me causó curiosidad escuchar la palabra reencontrarse, porque en la actualidad surgen grupos musicales con el slogan de el “reencuentro” y jalan mucha gente a esos eventos. Mi amiga me platicó que la invitaron a un “retiro espiritual” y le pregunté si de parte de la iglesia a lo que ella me contestó que no. Que era de parte de “AA” ya que ahí no enarbolan ninguna religión, ni posición económica, ni nada por el estilo.  Lo curioso es que evangélicos, mormones, testigos de Jehová, católicos y de otras religiones van a esos reencuentros espirituales a reencontrarse con ellos mismos y con Dios.
Aplican lo que se llama el 4º. Y 5º. Paso que consiste en hacer un recuento de tu vida y escribirlo, además de otras actividades que ya están preestablecidas. Mi amiga dijo que le ayudó bastante y  encontró que ella había actuado contra ella misma con su actitud.

Desarrollo.
La Biblia es el manual de nuestra vida y la única regla de fe y comportamiento a la que debe de ajustarse nuestra vida. Si leemos la Biblia nos damos cuenta del mal que hacemos y de la actitud que estamos tomando en contra de Dios y nuestra propia vida. Pero si los que leemos la Biblia hacemos lo que no conviene, que se puede esperar de las personas que no la leen.  Esa es una de las causas que los retiros de 4º. 5º. Paso tengan éxito. El asunto es que el reencuentro que se busca es el reencuentro con uno mismo.

La Biblia nos habla de un hombre que sacó a más de 600 mil personas (Exodo 12:37-38) a un retiro espiritual no para reencontrarse con ellos mismos sino para encontrarse con el poderoso de Israel. El que mandó 10 plagas a Egipto. El que abrió el mar rojo e hizo caer carne del cielo para comer. Y lo más asombroso es que no les cobró ni un centavo.
Este fue un retiro que los liberó de la esclavitud física, de la idolatría y de la aflicción de ser oprimidos.
Era tanta gente que se tuvieron que hacer leyes de convivencia y respeto. Leyes que no fueron ideas humanas sino que fueron órdenes del mismo poderoso de Israel. Entonces el pueblo adquirió un nombre, se les llamó el pueblo de Dios, los hijos de Dios.
Mi amiga dijo que se reencontró porque le hablaron de Dios. Mi pregunta es entonces de que le hablaban en las escuelas dominicales o en las predicaciones, ya que estaba perdida en ella misma.
 El punto no está en que el hombre se reencuentre consigo mismo, porque siempre volverá a estar perdido. Hay que encontrarse con Dios. Porque él es el que vino a buscar lo que estaba perdido.

Moisés tuvo éxito en la liberación del pueblo al sacarlo de la esclavitud porque actuó no buscando su propia gloria, sino que buscaba la gloria de Dios.  Éxodo 33:13-18.

Pareciera que Moisés tiene la lámpara maravillosa en su mano. V14 “mi presencia irá contigo”. V17. También haré esto que has dicho. O sea que Dios le está diciendo: pídeme y te será concedido. Moisés tiene la varita mágica en su mano y podía haber pedido todo lo que se le hubiera antojado. Pero él, así como Salomón,  pidió lo que en verdad era agradable a Dios. No pidieron para ellos mismos ni poder ni riqueza ni control de multitudes. Moisés pidió muéstrame tu gloria. En otra palabra le quiso decir déjame verte. A lo que Dios le concedió ver sólo sus espaldas. Moisés no se reencontró consigo mismo. Moisés tuvo un encuentro con Dios. Con Jehová de los ejércitos.
Y esa espalda que Dios le mostró a Moisés es la misma que vio Saulo de tarso en su camino a Damasco.

El pasaje de hechos 9 nos habla de un hombre que como líder religioso era irreprensible ante los ojos de los demás hombres y ante él mismo. Él no necesitaba un reencuentro consigo mismo, porque a sus propios ojos él era justo.
Nosotros hemos visto la gloria de Dios en diferentes circunstancias de nuestra vida. La hemos visto en la solución a un problema económico, en una enfermedad que es sanada, en un milagro que estábamos deseando, pero podemos ver aún más de esa gloria.

Hay hechos milagrosos que aunque son para impactar no nos impactan lo suficiente. Cristo resucitó de entre los muertos. El murió para demostrarnos que tiene poder sobre la misma muerte. La Biblia dice que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecado. Bueno, Pues Cristo pudo haber derramado su sangre y no morir. Pero el murió para demostrar su poder y autoridad sobre la muerte. Más los discípulos dudaban de que cristo hubiera resucitado. Jesús mismo tuvo que aparecerse para que los discípulos lo vieran con sus propios ojos. Ellos sabían de Jesús. Ellos habían escuchado las enseñanzas de Jesús, ellos así como mi amiga la adventista y como tú y yo estaban en la iglesia los días que había que estar, pero no entendían nada como algunos de nosotros, que teniendo la enseñanza de Jesús en nuestra manos, dudamos de lo que Dios es. 

Los discípulos y algunos de nosotros hemos tenido un reencuentro con nosotros mismos haciendo sólo actos de contrición, sabiendo que está mal lo que hacemos mal, pero de ahí no pasa a nada más. A los discípulos ni la resurrección les había hecho entender quién era Dios. Esa fue la causa de que Cristo les dijo permanezcan en Jerusalén hasta que sean revestidos del poder. Porque Jesús sabía que si no recibían ese poder se volverían a esconder y el evangelio no sería más predicado.

Pueden estar de moda los reencuentros de grupos musicales, los encuentros o reencuentros espirituales, ya sea de parte de algunas iglesias u otros grupos pero, siendo sinceros como cristianos, debemos de saber algunas cosas:

No es suficiente reencontrarse con uno mismo.
No es suficiente acudir constantemente al culto.
No es suficiente ver los milagros de Dios.
No es suficiente saber lo que dice la Biblia de inicio a fin.
No es suficiente saber la historia de Cristo.

Se necesita un encuentro con el que resucitó Saulo iba en camino a damasco. Saulo no se reencontró consigo mismo. Se encontró con el resucitado. Y encontró a Dios.

Padre me he preguntado ¿Quién soy yo? ¿Soy lo que la gente ve, o soy lo que digo ser? Cierro mis ojos y miro hacia dentro de mí y me encuentro conmigo mismo. Me doy miedo al ver que puedo seguir siendo quien he sido sin ti. Cada que me encuentro conmigo mismo surge ese temor, de estar solo conmigo, sin tu presencia en mí.
No te alejes de mi, gran Dios. No retires de mí tu santo Espíritu. Amén.


Pakistán prohíbe escribir Jesucristo en los SMS

En Pakistán los cristianos representan el 2.2% de la población total pakistaníes

(SóloLaBiblia/LibertadDigital) La Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán (PTA) sigue con firmeza la política de persecución a los cristianos que impera en el país. Para ello, ha utilizado un mecanismo de censura que pretende prohibir la utilización de distintas palabras en los mensajes de móvil que se escriban en el territorio nacional.
El fin de esta iniciativa es censurar contenidos "obscenos, indecentes, falsos o inventados" así como palabras que consideran vulgares. En total, esta autoridad que debería ser totalmente a los motivos religiosos dado su trabajo en el ámbito de las telecomunicaciones ha propuesto 1.600 palabras que deben ser censuradas. Así se lo han hecho saber a las compañías telefónicas que ofrecen sus servicios en Pakistán.
Casi todos estos términos son referidos al sexo o al pudor. Así, palabras como pecho, condón, homosexual o violar están en la lista. Sin embargo, las autoridades han aprovechado esta censura para incluir la palabra Jesucristo. Otra de ellas es Satanás.
¿Cómo justifica esta medida Pakistán? Este organismo asegura que "los derechos fundamentales a la intimidad y a la libertad de expresión, garantizados por la Constitución,no son ilimitados y están sujetos a las restricciones razonables que impone la ley", tal y como recoge ReL. Además, agrega que estas limitaciones se producen por "el interés y la gloria del islam".
Sin embargo, las distintas confesiones cristianas así como las organizaciones de derechos humanos que trabajan en el país han anunciado batalla y aseguran que lucharán para evitar un nuevo atropello, el enésimo, a la libertad religiosa y de expresión.
En este sentido, el padre John Shakir, secretario de la Comisión para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal de Pakistán ha asegurado a la agencia Fides que la Iglesia Católica hará todas presiones necesarias para que "elimine el nombre de Cristo de la lista prohibida".
De este modo, este sacerdote añade que prohibir esta palabra "es una violación de nuestro derechode evangelizar y hiere los sentimientos de los cristianos. Si la prohibición se confirma, sería de verdad un capítulo negro para el país, otro acto de discriminación hacia los cristianos y una abierta violación de la Constitución de Pakistán. Esperamos que el Gobierno haga las correcciones oportunas".

Con información de: Libertad Digital

Los Expertos


En medio de la tormenta ahí esta Jesús para ayudarnos. Imagen Internet
Por: Javier Juaréz


Propósito:
Comprender que Jesús, nos libera de la preocupación porque él es  Señor y dueño de todo.

Introducción.
En cierta ocasión me tuve que desplazar del Distrito Federal y buscar trabajo en otro estado del país. Hay que llevar preparada una solicitud de trabajo o tu “Curriculum vitae” en donde te confiesas quién eres y que eres; para qué te preparaste. Alguna vez viaje  en barco y, que emoción, pero, oh, oh…  Adentrarse en el mar en un viaje turístico o de trabajo es una gran emoción. Mayormente cuando se deja de ver tierra y sólo se observa azul por arriba y azul por abajo. Se pierde la dimensión de distancia, de movimiento de avance y orientación pues no hay ninguna referencia de apoyo para saber dónde nos encontramos, o más bien dicho dónde estamos perdidos. ¡Oh, oh! ¿Perdidos?

Hay personas que trabajan teniendo un título que ampara su oficio, o su profesión. Puede ser un diploma, un reconocimiento o un título. Dicho documento les valida el buen desarrollo de su labor, además que brinda confianza a la persona o empresa para quien trabajan.
En el mar, ¡ah, qué alivio! El respiro de alivio se saborea cuando ves al capitán del barco. Un hombre experimentado y con un uniforme que lo distingue entre toda la tripulación. Él si sabe dónde estamos. Él si sabe cómo entrar y salir de aquí. Entonces, no nos preocupemos, disfrutemos nuestra travesía marítima.

Desarrollo:
Jesús de Nazareth, edad 30 años. Religión judía. Estudios máximos los necesarios para desarrollar el trabajo de carpintero. (Y salvador del mundo)

Pedro y Andrés de galilea, edad 50 y 40 años aproximadamente. Religión judía. Estudios máximos, los necesarios para ser  buenos pescadores.

Juan y Jacobo. Experiencia necesaria para el trabajo de la pesca.

Leví, llamado mateo. Edad, 40 años aproximadamente. Oficio: Cobrador de impuestos.

Judas Iscariote, edad por igual aproximadamente 40 y oficio… traidor

Cada quien tenía su oficio. Cada quien estaba seguro de su capacidad de desarrollar en forma profesional su labor.

Pero de pronto el carpintero  dice a los pescadores que él los hará verdaderos pescadores. Un carpintero que nada tiene que ver con el mar y las redes  está diciendo que les enseñará algo mejor.

De alguna forma tiene que convencerlos que sabe lo que está diciendo. Y para muestra un botón.
Lucas 5:4-8 Les dice dónde aventar la red y la red sale llena de peces y  casi se rompe. Le dice a Pedro que de la boca de un pescado saque el dinero para los impuestos Mateo 17:24-27. ¡Parece que el carpintero sabe de pesca! ¿Pero, qué de pescar hombres?

Como si le dijeran “enséñanos cómo es que puedes pescar hombres, si cada uno está envuelto en sus quehaceres y ocupaciones. Ya vimos que aunque eres un carpintero sabes de peces, pero, ¿qué sabes de los hombres?”

Entonces la orden es: vayamos al otro lado. Crucemos este mar. Que se ve tranquilo, pero que a la mitad cambiará su paz por violenta sacudida más al cruzar habremos vencido y madurado.  

La compañía de Jesús en la barca.

a) Jesús ha iniciado su ministerio en Galilea, ha llamado a doce y con ellos ha formado la incipiente iglesia, misma que llegará a ser incontable. Cada declaración, cada acción, cada enseñanza está encaminada a fortalecerla; a hacerla más firme, más sólida, tal que las puertas del infierno no prevalezcan en contra de ella (Mateo 16:18), esa ha sido la promesa de Jesús; la iglesia de Jesús es probada siendo pasada por alguna tormenta.

b) La popularidad de Jesús es tal que la gente le aprieta. Marcos 3:9, 20; 4:1. Nos encontramos con Jesús en un día de gran actividad. Jesús es un hombre de gran capacidad para el trabajo, Juan 5:17 "Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo". Estuvo enseñando desde muy temprano y hasta caer la tarde en una barca, tomando tiempos para explicar a sus discípulos lo que no entendían. Ese día enseño por lo menos 4 parábolas; la del sembrador, la de la lámpara, la del crecimiento de la semilla y la del grano de mostaza. Verdaderamente se encontraba exhausto.

c) Entonces viene la orden - pasemos al otro lado-es frecuente ver a Jesús retirándose de las multitudes para tomar tiempos a solas en oración o, para dar instrucción a sus discípulos. Despide a la multitud y entonces los discípulos toman a Jesús le ponen en la barca y empiezan a ir mar adentro. Cabe hacer la notación que un buen grupo de sus discípulos, como pescadores que eran, sabían de aquella empresa, ellos eran los expertos, de manera que Jesús se pone en sus manos. Vieron el cielo, evaluaron la situación, y decidieron que lo mejor era partir de inmediato. Allí esta esa pequeña iglesia en una gran misión, cruzar el mar de Galilea. Quizás sus recomendaciones para el carpintero fueron: “maestro, siéntate aquí. No te muevas porque te puedes caer. Nosotros somos los pescadores. Tenemos experiencia en esto”. Y Jesús hasta se durmió.  Jesús parece que se siente seguro al lado de esos expertos.

La misión es la de Jesús, los recursos y las habilidades muchas veces serán los nuestros. La misión era cruzar el mar, el recurso la barca de alguno de los pescadores y las habilidades las adquiridas a través del tiempo. Pero sin Jesús, la misión, los recursos y las habilidades no son nada. 

Se levantó una gran tempestad... La imprevista tempestad es propia de la región que rodea el Mar de Galilea, donde el movimiento de las corrientes de aire hace que el viento descienda precipitadamente, con violencia.

El choque del viento caliente y el frió es lo que provoca ese gran movimiento del mar. Estos hombres sabían de navegación y por lo tanto de tormentas, pero  aquella tormenta era muy especial, no era como cualquier día; de manera que empezaron a angustiarse al ver que no podían tomar control de la situación.

Cuando de llevar adelante la misión de Jesús se trata, se levantarán tempestades y tormentas que nos parecerán por demás extrañas, aunque hayamos mirado al cielo, aunque hayamos consultado el pronóstico del tiempo, puedes estar seguro de que aparecerán; por supuesto llevar adelante la misión de Jesús implica la liberación de la esclavitud del pecado de otros, de conquistar territorios en el mundo de las potestades espirituales, de arrebatar, verdaderamente arrebatar a Satanás a hombres y mujeres que están bajo su control.

 ¡Cuidado que pongamos a Jesús en nuestra barca, y trataremos de acomodarle en un rincón!
Una cosas es invitar a Jesús a que entre en nuestra barca, pero otra el cederle el control. Los discípulos le habían acomodado por allí en algún lugar, por cierto el más importante, pero le habían puesto un letrero enfrente, “cuidado, no tocar, expertos navegando”. ¿Cuántos letreros nosotros  le hemos puesto a Jesús? ¿Cómo personas? ¿Cuántos?, como familias, ¿cuántos?
El cabezal es el asiento de madera o cuero del remero principal, Jesús lo estaba usando como almohada. En medio de la tormenta se llega a perder la dimensión de todo, hasta olvidar quien fue puesto en nuestra barca; ya no solamente son las tempestades externas, que nos resultan amenazantes contra las que debemos luchar, parece ser que ahora las tormentas al interior son más intensas que las exteriores. Recuerda: “no importa tanto lo que sucede alrededor de ti, como lo que sucede dentro de ti”.

Siempre habrá alguien con lucidez en el momento más crítico “Despertemos al maestro”. Jesús no duerme, Jesús descansa, esperando a que nosotros le llamemos, el siempre ha estado allí. Que Jesús no solo tome la posición, si no que tome la dirección y el control.

Nuestra vida en Jesucristo, en medio de la misión, deberá tener presente lo que Jesús dijo: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. El todavía está con nosotros, démosle el lugar que como piloto de la nave le corresponde, dejémosle el timón, seguro estoy que nos llevará a tierra firme.

No importa qué tan capaz seas o experto te sientas, tú no puedes acallar al mar ni al viento. Eres finito y pequeño grano de arena ante el universo y obviamente, ante quien lo creó. Tienes que dejar de ver a Jesús como el carpintero, hijo de José. Él es EL SALVADOR. TU SALVADOR.

Lo que sucedió allí en medio de la tormenta,  el temor ante lo que no puedes controlar o solucionar con tus capacidades se volverá a repetir en tu vida, pero Jesús  reprenderá a la tormenta, nos exhortará a confiar más en él, y nos llevará a puerto seguro, allá en donde nuevos retos nos esperan;  ¿sabes dónde?

En la región de Gádara (el endemoniado gadareno Marcos. 5:1-2). Pero ahí también  el poder de Dios volverá a manifestarse. Él es el experto.


¿Miedo a la muerte?


Por: Javier Juaréz
Juan. 11:17-26                                                                                       
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.  Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.  Más también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.  Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Jesús resucita a Lázaro
Hace unos días estuve leyendo un periódico donde había  noticias que ya forman parte del “pan diario”. Noticias que nos hablan de gente  que ha  sido: secuestrada, mutilada o  asesinada. También había noticias de otras personas que perdieron la vida siendo atropelladas. Y, de igual manera,  obituarios anunciando decesos  por muerte “natural” y es aquí, en esta palabra,  donde me detengo. ¿Morir no es natural? ¿Acaso se muere alguien simplemente porque sí? Siempre hay una causa o razón del  por qué muere el ser vivo.

Hemos tenido la delicadeza de clasificar la forma de morir. 

Alguien muere viejito en su cama y decimos: “qué bonita muerte tuvo”. Alguien muere atropellado en la calle  o acribillado en un centro comercial y decimos: “que fea muerte tuvo”. La muerte es la muerte y es lo que debe captar nuestra atención, la forma de morir es lo de menos y es lo que más nos impacta.

Vivimos normalmente un determinado número de años, habiendo sufrido, como todo mundo, algunas enfermedades pasajeras. Pero un buen día, descubrimos con pena que tenemos cáncer y ese cuerpo tan fiel, tan duradero, tan útil, se nos empieza a desmoronar irremediablemente. Y después de muchos o pocos cuidados, en un plazo más o menos corto, morimos.  O bien puede suceder que sintiéndonos perfectamente sanos, caemos fulminados por un paro cardíaco o perecemos víctimas de un accidente fatal. (Que te causa la muerte por supuesto, ya que todos los accidentes son fatales)  Al final, de una manera u otra, TODOS MORIREMOS. Nadie absolutamente escapará de la muerte. Es la realidad más irrefutable del mundo. Desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, somos por definición, mortales.  La muerte es el trance definitivo de la vida. Ante ella cobra todo su realismo la debilidad e impotencia del hombre. Es un momento sin trampa. Cuando alguien ha muerto, queda el despojo de lo que fue un humano... Sólo un cadáver inerte. 

El hombre, que es un ser viviente, se topa con la muerte, que es la contradicción de todo lo que un ser humano anhela: proyectos, futuro, esperanzas, ilusiones, perspectivas y magníficas realidades. En muchos casos luchamos por la vida aunque ésta sea un “verdadero infierno”. Le peleamos a la muerte un ser querido a costa de lo que sea, de vez en cuando hasta en contra de la voluntad del moribundo. ¡La vida es la vida! 

Gracias a los progresos de la ciencia y la tecnología, podemos ahora recurrir a métodos sensacionales en la lucha contra la muerte. Ejemplo formidable de ello es el trasplante de órganos, incluido el corazón.  

Por desgracia, en algunas ocasiones, esa lucha no es en realidad prolongación de la vida, sino de una dolorosa agonía sin sentido. Nos sentimos obligados a sacar del cuerpo del enfermo agonizante, hasta el último latido de un corazón que por sí solo se detendría, totalmente agotado. 

Por desgracia somos tan carnales, tan terrenales, que nos aferramos a esta vida. Después de todo, es lo único que conocemos, lo único que hemos experimentado.  A partir del uso de la razón, aprendemos a discernir entre las cosas buenas de la vida y las malas, entre lo bello y lo feo, entre lo placentero y lo desagradable. Y trabajamos arduamente para obtener de la vida lo mejor para nosotros. Todos los afanes del hombre están motivados para acomodarnos en la tierra lo mejor que podamos. 

No podernos negar que la vida puede ofrecernos cosas preciosas. Gozar de la belleza del mundo prodigioso, abrir los sentidos al cosmos entero, la inteligencia a los secretos que la materia encierra, aprender a amar y ser amados, crear obras de arte, terminar bien un trabajo, ver el fruto de nuestros afanes, tener lo que llamamos "satisfactores" porque precisamente satisfacen nuestros gustos, conocer otras culturas, leer un buen libro, etc...  No es fácil relativizar todo ello o restarle importancia. Nuestros parientes y amigos, nuestras posesiones, nuestros proyectos, son todo lo que tenemos y por lo que hemos trabajado toda la vida. Nos hemos gastado en ello, invirtiendo toda nuestra fuerza. 

Y por ello, corremos el riesgo de  no pensamos en la otra vida. Ni en el Cielo ni el Infierno. Ni el Cielo nos atrae, ni el Infierno nos asusta. Vivimos inmersos en nuestro tiempo, como si fuéramos inmortales. Hablar de Cielo o de Infierno hasta puede parecer ridículo. ¡Y sin embargo es, una cosa u otra, nuestro destino ineludible! 

Nuestro Creador, profundo conocedor de nuestra naturaleza humana, no podía habernos dejado en completas tinieblas acerca de un asunto tan inquietante e importante como es la muerte y lo que sucede en el más allá. En su inmenso amor por la humanidad, nos envió a Su Hijo Unigénito, su Segunda Persona Divina, como Luz del Mundo.  En Jesucristo Nuestro Señor todas las tinieblas quedan disipadas. Su infinita sabiduría nos ilumina hasta donde Él quiso que viéramos: "Yo soy la Luz del Mundo. Quien me sigue no andará en tinieblas"  Toda la Sagrada Escritura nos enseña, pero especialmente el Nuevo Testamento nos descubre el sentido de la vida y de la muerte y nos hace atisbar lo que Dios tiene preparado para nosotros en la eternidad.  Lo primero que debería asombrarnos es que Dios, el eterno, haya querido compartir nuestra naturaleza humana hasta el grado de sufrir El también la muerte.  Jesucristo no vino a suprimir la muerte sino a vencerla por nosotros y para nosotros. "Se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz" (Fil.2:8). El misterio de la Cruz nos enseña hasta qué punto el pecado es enemigo de la humanidad ya que se ensañó hasta en la humanidad  del hijo de Dios. 

En su vida pública, el Señor Jesús se refirió de muchas maneras al momento de la muerte y su tremenda importancia. Le dio una cátedra  a los Saduceos, que ni creían en la otra vida. Ellos  le preguntaron maliciosamente de quién sería una mujer que había tenido siete maridos cuando ésta muriera, Jesús les contestó  

Lucas 20:34-38: 

Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento;  mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.  Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.

Hay que tener en cuenta que cuando Jesucristo habla de la vida, en ocasiones se refiere explícitamente a la vida del cuerpo, que promete será restituida con la resurrección de la carne: De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;  y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (Jn.5:26-29)

Así, el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.  El cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable. 

El gran San Pablo nos escribe: "Por eso no nos desanimamos. Al contrario, mientras nuestro exterior se va destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día. La prueba ligera y que pronto pasa, nos prepara para la eternidad una riqueza de gloria tan grande que no se puede comparar. Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo invisible, ya que las cosas visibles duran un momento y las invisibles son para siempre." (II Cor.4:16-18)  Y no es que nos resignemos mansamente a lo inevitable. Es por el contrario la conciencia jubilosa de que estamos siendo llamados por Dios.  Las canas y arrugas son los signos de este gozoso llamado. Y las enfermedades y achaques nos dicen lo mismo: la meta está ya cerca. Pronto verás a Dios.

En medio del enigma y la realidad tremenda de la muerte, se  afirma nuestra  esperanza en la resurrección. Mientras toda imaginación fracasa, ante la muerte, Cristo  afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz. La muerte corporal, en Cristo está vencida. 

Es debido al cuerpo que sentimos algún temor; la corrupción, la tierra, y los gusanos son su herencia, y nos parece algo duro que estos ojos, que han visto la luz, se apaguen en el suelo; que estas manos, que han estado activas en el servicio de Dios, permanezcan quietas en la tumba; y que estas piernas, que han pisado el sendero del peregrino, sean incapaces de moverse más. 

Pero, ¡valor, mi hermano! Tu cuerpo se levantará otra vez. Podrá estar enterrado, pero la tierra no lo contendrá. La voz de la naturaleza, la “muerte natural” te ordena morir, pero la voz del Omnipotente, el “Dios sobrenatural” te ordena que vivas de nuevo. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados:

"La Vida se nos ha dado para buscar a Dios, a Cristo para encontrarlo, la eternidad para alabarlo".
"El estado de Muerte física nos permite llegar a Aquel que amamos".