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¿Qué Es El Ayuno?

Imagen: Internet 


Entonces (Iehoshua/Jesús) fue tomado por la Ruaj haQódesh/Espíritu Santo al desierto para ser probado del satan (Ietzer ha’Ra). Ayuno cuarenta días y cuarenta noches, y después de esto tuvo hambre. Se Acerco la prueba…
"¿Es éste el ayuno que Yo escogí: sólo un día en que el hombre se aflija a sí mismo? ¿Acaso el doblegar la cabeza como junco y el acostarse sobre cilicio y ceniza es lo que llamáis ayuno y día agradable para el Eterno?

¿No consiste, más bien, el ayuno que Yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad, en soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo? ¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin hogar? ¿No consiste en cubrir a tu prójimo cuando lo veas desnudo, y en no esconderte de quien es tu propia carne?"

(Ieshaiáh / Isaías 58:5-7)

El ayuno normal es abstenerse de comer y beber en el lapso que dura del amanecer hasta la caída del sol (hasta la salida de las estrellas). El más riguroso además de la abstinencia de comida y bebida se le agrega la privación de baño, relaciones conyugales y otros placeres en la duración de un día completo: desde la puesta del sol hasta la aparición de las estrellas del día siguiente.

El objetivo del ayuno no es el prescindir de comida o bebida ni de los otros goces sensuales, sino el inducir en la persona un estado de ánimo propicio para la introspección profunda y el compromiso para volver positivamente la conducta (lo que se llama teshuvá –volverse: en referencia a regresar a la obediencia al Eterno, verdadero arrepentimiento). El ayuno pensado como abstenerse de gozar NO es comprar la redención por los pecados, ni el perdón divino. Tampoco es conseguir el favor de "Dios", ni una cuenta corriente para pecar ayunando.

Hay cuatro tipos de ayunos:

1. El ordenado por Ha'Shem en la Torá para que los cumplan los Benei Israel (Hijos de Israel) a perpetuidad.  (ejemplo en Vaikrá / Levítico 16:31).

2. Los ordenados por las autoridades para las generaciones de Israel (ver ejemplo en Zejariá / Zacarías 8:19).

3. Los que por crisis son convocados en las Quehilot (ver ejemplo en Ezrá / Esdrás 8:21).

4. Los personales, derivados del fuerte deseo por corregirnos; o como modo de ayudar a expiación por hechos relacionados a causa de nuestras malas acciones. (ejemplo en 2 Shemuel / II Samuel 12:16).

Conclusión

En resumen, el ayuno es una forma fatigosa para inducirnos a un estado de búsqueda de elevación personal y colectiva, para justamente que en nosotros cumplamos esto:

"Amen ustedes, pues, la verdad y la paz!" (Zejariá / Zacarías 8:19).

¿El creyente debe obedecer la Ley?




En la Escritura existe una diversidad de leyes, como la ley de la mujer que esta en su tiempo, la ley del leproso, la ley de los sacerdotes, la ley de nida (el tiempo establecido para tener relaciones con una mujer despues de su periodo), bueno existen muchas leyes, siendo muchas de ellas parte de la ley de Yehovah/Jehová, la cual es perfecta y que restaura el alma, el problema con muchos es que no saben diferenciar entre ley y ley y lo encierran bajo una sola palabra "Ley", La escritura nos enseña que existe una ley de decretos que fue abolida en el madero/cruz, y esta era la que nos sentenciaba a muerte por precisamente haber violado la ley del Eterno/Dios, esta ley o acta de decretos fue clavada en el madero junto con la ley sacrificial de animales, ya que el sacrificio de Yeshua/Jesús seria suficiente de aqui en adelante para la remision de nuestros pecados. Lo lamentable es cuando alguien no entiende que estas dos últimas cosas fue lo único que quedo anulado de la ley del Eterno/Dios y que todo lo demás sigue en pie como Yeshua/Jesús lo afirmo cuando dijo que se cumpliría hasta que dejaran de existir los cielos y la tierra. Recuerde hermano que el aprendizaje junto con la práctica es progresivo, yo creo que nadie debería practicar lo que todavía no entiende, pues así nos lo revela Hechos 15:19-21 "Por tanto, yo opino que no molestemos a los que de entre los gentiles se convierten a Dios, sino que les escribamos que se abstengan de cosas contaminadas por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado y de sangre. Porque Moisés desde generaciones antiguas tiene en cada ciudad quienes lo prediquen, pues todos los días de shabat/reposo es leído en las sinagogas. En estos pasajes de la Escritura aprendemos lo básico que un Gentil debe practicar, lo cuales son 4 cosas elementales;

1) Apartarse de pecados sexuales, 
2) Apartarse de la contaminación de los ídolos, 
3) Cuidarse de comer sangre, 
4) y Cuidarse de comer un animal que no ha sido degollado (Ahogado) 

Sí esto qué es lo básico no lo pueden practicar, ¿Cómo podemos exigirles mas? - Después de que ya practicaban estas cuatro cosas, se esperaba de ellos que fueran a la sinagoga todos los shabat para aprender el resto de la ley de Moisés. (O la ley de Dios). 

Shalom y Bendiciones

¿Miedo a la muerte?


Por: Javier Juaréz
Juan. 11:17-26                                                                                       
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.  Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.  Más también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.  Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Jesús resucita a Lázaro
Hace unos días estuve leyendo un periódico donde había  noticias que ya forman parte del “pan diario”. Noticias que nos hablan de gente  que ha  sido: secuestrada, mutilada o  asesinada. También había noticias de otras personas que perdieron la vida siendo atropelladas. Y, de igual manera,  obituarios anunciando decesos  por muerte “natural” y es aquí, en esta palabra,  donde me detengo. ¿Morir no es natural? ¿Acaso se muere alguien simplemente porque sí? Siempre hay una causa o razón del  por qué muere el ser vivo.

Hemos tenido la delicadeza de clasificar la forma de morir. 

Alguien muere viejito en su cama y decimos: “qué bonita muerte tuvo”. Alguien muere atropellado en la calle  o acribillado en un centro comercial y decimos: “que fea muerte tuvo”. La muerte es la muerte y es lo que debe captar nuestra atención, la forma de morir es lo de menos y es lo que más nos impacta.

Vivimos normalmente un determinado número de años, habiendo sufrido, como todo mundo, algunas enfermedades pasajeras. Pero un buen día, descubrimos con pena que tenemos cáncer y ese cuerpo tan fiel, tan duradero, tan útil, se nos empieza a desmoronar irremediablemente. Y después de muchos o pocos cuidados, en un plazo más o menos corto, morimos.  O bien puede suceder que sintiéndonos perfectamente sanos, caemos fulminados por un paro cardíaco o perecemos víctimas de un accidente fatal. (Que te causa la muerte por supuesto, ya que todos los accidentes son fatales)  Al final, de una manera u otra, TODOS MORIREMOS. Nadie absolutamente escapará de la muerte. Es la realidad más irrefutable del mundo. Desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, somos por definición, mortales.  La muerte es el trance definitivo de la vida. Ante ella cobra todo su realismo la debilidad e impotencia del hombre. Es un momento sin trampa. Cuando alguien ha muerto, queda el despojo de lo que fue un humano... Sólo un cadáver inerte. 

El hombre, que es un ser viviente, se topa con la muerte, que es la contradicción de todo lo que un ser humano anhela: proyectos, futuro, esperanzas, ilusiones, perspectivas y magníficas realidades. En muchos casos luchamos por la vida aunque ésta sea un “verdadero infierno”. Le peleamos a la muerte un ser querido a costa de lo que sea, de vez en cuando hasta en contra de la voluntad del moribundo. ¡La vida es la vida! 

Gracias a los progresos de la ciencia y la tecnología, podemos ahora recurrir a métodos sensacionales en la lucha contra la muerte. Ejemplo formidable de ello es el trasplante de órganos, incluido el corazón.  

Por desgracia, en algunas ocasiones, esa lucha no es en realidad prolongación de la vida, sino de una dolorosa agonía sin sentido. Nos sentimos obligados a sacar del cuerpo del enfermo agonizante, hasta el último latido de un corazón que por sí solo se detendría, totalmente agotado. 

Por desgracia somos tan carnales, tan terrenales, que nos aferramos a esta vida. Después de todo, es lo único que conocemos, lo único que hemos experimentado.  A partir del uso de la razón, aprendemos a discernir entre las cosas buenas de la vida y las malas, entre lo bello y lo feo, entre lo placentero y lo desagradable. Y trabajamos arduamente para obtener de la vida lo mejor para nosotros. Todos los afanes del hombre están motivados para acomodarnos en la tierra lo mejor que podamos. 

No podernos negar que la vida puede ofrecernos cosas preciosas. Gozar de la belleza del mundo prodigioso, abrir los sentidos al cosmos entero, la inteligencia a los secretos que la materia encierra, aprender a amar y ser amados, crear obras de arte, terminar bien un trabajo, ver el fruto de nuestros afanes, tener lo que llamamos "satisfactores" porque precisamente satisfacen nuestros gustos, conocer otras culturas, leer un buen libro, etc...  No es fácil relativizar todo ello o restarle importancia. Nuestros parientes y amigos, nuestras posesiones, nuestros proyectos, son todo lo que tenemos y por lo que hemos trabajado toda la vida. Nos hemos gastado en ello, invirtiendo toda nuestra fuerza. 

Y por ello, corremos el riesgo de  no pensamos en la otra vida. Ni en el Cielo ni el Infierno. Ni el Cielo nos atrae, ni el Infierno nos asusta. Vivimos inmersos en nuestro tiempo, como si fuéramos inmortales. Hablar de Cielo o de Infierno hasta puede parecer ridículo. ¡Y sin embargo es, una cosa u otra, nuestro destino ineludible! 

Nuestro Creador, profundo conocedor de nuestra naturaleza humana, no podía habernos dejado en completas tinieblas acerca de un asunto tan inquietante e importante como es la muerte y lo que sucede en el más allá. En su inmenso amor por la humanidad, nos envió a Su Hijo Unigénito, su Segunda Persona Divina, como Luz del Mundo.  En Jesucristo Nuestro Señor todas las tinieblas quedan disipadas. Su infinita sabiduría nos ilumina hasta donde Él quiso que viéramos: "Yo soy la Luz del Mundo. Quien me sigue no andará en tinieblas"  Toda la Sagrada Escritura nos enseña, pero especialmente el Nuevo Testamento nos descubre el sentido de la vida y de la muerte y nos hace atisbar lo que Dios tiene preparado para nosotros en la eternidad.  Lo primero que debería asombrarnos es que Dios, el eterno, haya querido compartir nuestra naturaleza humana hasta el grado de sufrir El también la muerte.  Jesucristo no vino a suprimir la muerte sino a vencerla por nosotros y para nosotros. "Se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz" (Fil.2:8). El misterio de la Cruz nos enseña hasta qué punto el pecado es enemigo de la humanidad ya que se ensañó hasta en la humanidad  del hijo de Dios. 

En su vida pública, el Señor Jesús se refirió de muchas maneras al momento de la muerte y su tremenda importancia. Le dio una cátedra  a los Saduceos, que ni creían en la otra vida. Ellos  le preguntaron maliciosamente de quién sería una mujer que había tenido siete maridos cuando ésta muriera, Jesús les contestó  

Lucas 20:34-38: 

Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento;  mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.  Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.

Hay que tener en cuenta que cuando Jesucristo habla de la vida, en ocasiones se refiere explícitamente a la vida del cuerpo, que promete será restituida con la resurrección de la carne: De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;  y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (Jn.5:26-29)

Así, el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.  El cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable. 

El gran San Pablo nos escribe: "Por eso no nos desanimamos. Al contrario, mientras nuestro exterior se va destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día. La prueba ligera y que pronto pasa, nos prepara para la eternidad una riqueza de gloria tan grande que no se puede comparar. Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo invisible, ya que las cosas visibles duran un momento y las invisibles son para siempre." (II Cor.4:16-18)  Y no es que nos resignemos mansamente a lo inevitable. Es por el contrario la conciencia jubilosa de que estamos siendo llamados por Dios.  Las canas y arrugas son los signos de este gozoso llamado. Y las enfermedades y achaques nos dicen lo mismo: la meta está ya cerca. Pronto verás a Dios.

En medio del enigma y la realidad tremenda de la muerte, se  afirma nuestra  esperanza en la resurrección. Mientras toda imaginación fracasa, ante la muerte, Cristo  afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz. La muerte corporal, en Cristo está vencida. 

Es debido al cuerpo que sentimos algún temor; la corrupción, la tierra, y los gusanos son su herencia, y nos parece algo duro que estos ojos, que han visto la luz, se apaguen en el suelo; que estas manos, que han estado activas en el servicio de Dios, permanezcan quietas en la tumba; y que estas piernas, que han pisado el sendero del peregrino, sean incapaces de moverse más. 

Pero, ¡valor, mi hermano! Tu cuerpo se levantará otra vez. Podrá estar enterrado, pero la tierra no lo contendrá. La voz de la naturaleza, la “muerte natural” te ordena morir, pero la voz del Omnipotente, el “Dios sobrenatural” te ordena que vivas de nuevo. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados:

"La Vida se nos ha dado para buscar a Dios, a Cristo para encontrarlo, la eternidad para alabarlo".
"El estado de Muerte física nos permite llegar a Aquel que amamos".  


Se venden milagros

Escrito por: Dr. Serafín Contreras Galeano.

Fue una noche anhelada luego de un intenso día de trabajo.  Lo que deseaba era sentarme en el sofá de mi casa y disfrutar unas dos horas de Televisión antes de ir a la cama.  El control remoto me llevó a navegar en la cresta de las olas tecnológicas hasta que un buen partido de football me atrajo la atención, pero ya estaba terminando, quedé con ganas de más pero en mi hambre de más deporte al buscar mis ojos quedaron fijos en un canal cristiano.

Quién allí hablaba estaba desesperadamente compungido y creyendo que era algo supremamente espiritual me quedé deseando saber más de lo que había tocado el corazón de quién hablaba.  Solo necesite 5 minutos para enterarme que su quebranto era un mecanismo más para convencer  los televidentes de la urgencia de dar más dinero para “su causa” y mi sorpresa se desbordó cuando quién hablaba mencionó que Dios estaba dispuesto a hacer el milagro por su familia, o su hijo o su negocio pero que era indispensablemente necesario que aportara cierta cantidad de dinero, ya que de esa manera estaba dando un paso de fe y estableciendo un pacto con el eterno, El cual se vería comprometido a hacer el milagro por amor a la fe de quien estaba poniendo parte de su vida traducida en dinero en el altar de Dios.

Mi mente inquieta se trasladó de inmediato al pasaje Bíblico de Juan 2.
Este pasaje presenta una imagen increíble de Jesús limpiando el Templo.

“Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén. Y en el templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, e instalados en sus mesas a los que cambiaban dinero. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas. A los que vendían las palomas les dijo: — ¡Saquen esto de aquí! ¿Cómo se atreven a convertir la casa de mi Padre en un mercado?

Sus Discípulos se acordaron de que esto está escrito: El celo por tu casa me consumirá. Juan 2:13-17.

¿Se ha imaginado por un momento esta escena en la que el Maravilloso Jesús lleno de ternura y compasión por el perdido, quién tocó al leproso y le dijo a la Mujer pecadora... Vete y no peques más, ahora aparezca en una escena totalmente diferente? ¿Por qué? ¿Cuál celo lo consumía?

El Pasaje describe a Jesús como quien, hizo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo con sus ovejas y bueyes, volteó las mesas de los cambistas y regó las monedas en el piso, mientras levantando la voz decía con autoridad, saquen esto de aquí.

¿No estaba esta gente facilitando al pueblo que había venido a la fiesta de la pascua los recursos para que se adorará a Dios?

No era posible para la gente que viajara hasta 3 días de camino traer los animales para el sacrificio cuando los sacerdotes del templo revisaban los animales para asegurarse que no tenían defecto y era un riesgo que algunos de esos animales tuvieran un percance en el camino. Era mejor comprarlo allí libre de cualquier defecto.

Los cambistas facilitaban las monedas correctas ya que las ofrendas debían de hacerse con monedas judías, ya que las monedas romanas tenían la efigie del César lo cuál era considerado por muchos como una idolatría.  Otras monedas venían de lugares foráneos no eran aceptables como ofrenda para el templo.  Eso forzaba la situación para justificar los cambistas en el templo. ¿Cuál era realmente el problema? ¿No estaba todo dirigido a la adoración a Dios?

Amados el problema está en el corazón y en la motivación.  El fin no justifica los medios.  El problema estaba en los intereses que se cargaban al pueblo, al hacer el cambio y en la ganancia que se obtenía de la venta de los animales, y en eso participaban los que vendían, como los sacerdotes que lo permitían, cuando Dios había prohibido en su palabra en Deuteronomio 23:19  dice: “”No cobrarás a tu hermano interés por el dinero, ni interés por la comida, ni interés por ninguna cosa de la que se suele cobrar intereses.  Al extraño podrás cobrar intereses, pero a tu hermano no le cobrarás, para que  tu Dios te bendiga en todo lo que emprenda tu mano en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión.

Altos intereses eran cobrados por el cambio de moneda y comercialización de productos eran abiertamente manejados en el templo y con una silenciosa aprobación de los sacerdotes. En realidad como lo dijo Jesús, habían convertido el templo en cueva de ladrones. Esa palabra era realmente dura.

Jesús en ese momento se constituyó en un Profeta y Reformador del estilo religioso judío de ese momento. Alguien dijo que en estos días la Iglesia necesita un reformador. Y creo que ese reformador no es una persona común y corriente, sino la persona del Señor Jesús quién está listo para llevar a su iglesia al camino genuino y verdadero. Quizá alguien podría preguntar. ¿Entonces, no puedo acaso yo tener alguna ganancia sobre una producción hecha para bendecir el pueblo, tales como libros,  Cd o Dvd?

No se enfoca en este pasaje en lo que usted ha puesto esfuerzo o dedicación y por supuesto inversión de dinero para la producción, sino en el interés exagerado y en la motivación errada.

Peor aún, lo que si va más allá de lo que pasó en el templo, es la comercialización de los milagros de Dios.

“Pedimos milagros, como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos”. Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.

Jesús en su ministerio realizó milagros portentosos y jamás lo vemos ni cobrando ni comercializando la realización de esos milagros. Cuando yo ofrezco la acción de Dios sobre la necesidad de una persona en base a la cantidad de dinero que ese necesitado puede aportar estoy definitivamente cayendo en la perversión espiritual.

¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín;  por recompensa se lanzaron en el error de Balaám  y perecieron en la insurrección de Coré”. Judas 11.

Comprometer a Dios para hacer milagros condicionado por  la cantidad de dinero que se ofrece, es hacer a un lado la Misericordia, La Gracia y la Justicia de Dios y presentar una imagen distorsionada del Majestuoso Dios.

Un gran milagro sucedió en la piel del General Sirio Naamán cuando su piel leprosa se convirtió en la de un niño por el milagro que Dios realizó a través del ministerio del siervo Eliseo. Naamán quiso recompensar de buena manera al ministerio de Eliseo. El Pasaje dice así: “15 Luego Naamán volvió al hombre de Dios,  con toda su comitiva. Llegó y se detuvo delante de él, y dijo: ¡He aquí, yo reconozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel! Ahora pues, acepta, por favor, un presente de parte de tu siervo. 16 Pero Eliseo  dijo: Vive el Señor, a quien sirvo, que no aceptaré nada! Naamán le insistió para que lo aceptase, pero él rehusó. 2 Reyes 5:15,16

Acá encontramos un hombre de Dios que no sabía manejar expresiones de “Pacto” “Siembra” Semilla” ni “Tierra fértil”. Él solo sabía administrar Misericordia, Compasión, Ternura al necesitado y su lema parecía ser. “De gracia recibiste, dad de gracia”.

En el mismo pasaje encontramos al siervo de Eliseo Giezi, alcanzando al Naamán para pedir en nombre de Eliseo que le enviará dinero y ofrenda, usando el nombre de su amo, por lo cual la Biblia cierra el caso con las palabras de Eliseo a su siervo:

“ Entonces Eliseo s le dijo: No estuvo allí mi corazón cuando el hombre volvió de su carro a tu encuentro? Es este el tiempo de aceptar dinero o de aceptar ropa, olivares, viñas, ovejas, vacas, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes, para siempre. Entonces salió de su presencia leproso, blanco como la nieve. 2 Reyes 5:26,27.

El siervo de Eliseo había caído en el nivel más bajo de la religiosidad queriendo sacar provecho de los Milagros divinos.

Quienes hemos sido llamados por Dios al ministerio sabemos que necesitamos enseñar al pueblo la importancia de dar y a la vez mantener el equilibrio sin explotar el hambre espiritual de la gente y menos aún manipular a las almas necesitadas presentando un dios que hace milagros solo en proporción con el dinero que damos.

La Biblia nos muestra que Dios nos ha dado ya. Necesitamos administrar bien lo que hemos recibido para ver las puertas abiertas en el futuro.

“Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. 2 Pedro 1:3 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32

La promesa de Jesús es: “En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré”. Los milagros financieros no se resuelven a través de ofrendas sin cambiar el estilo de vida.  Los Milagros Financieros suceden cuando comenzamos a ser fieles administradores de lo que Dios nos ha dado. ¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) Compositor y músico alemán.
Cuando estábamos más desposeídos Dios nos dio su más grande regalo de amor su hijo, esperando solo que nosotros creyéramos en él.

Y por eso las palabras del Maestro aún resuenan hoy con fuerza de trueno y resplandor de gloria: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Mateo 10:8. Decidamos hoy no desvalorizar la calidad de Dios quién en su gracia no vende los milagros, sino que extiende su mano compasiva para tocar al afligido.