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Di-s no te da, lo que te perjudica - Reflexión de Baal HaSulm


Baal HaSulam nos dio una alegoría acerca de una persona que tenía quejas y exigencias hacia el Creador porque no le había concedido todos sus deseos. Como una persona que marcha por la calle con su hijo pequeño, quien llora amargamente. Todas las personas en la calle miran a este hombre pensando:

“¿Cuán cruel es este hombre que puede oír llorar a su hijo sin prestarle ninguna atención? El llanto del niño logra que incluso las personas en la calle se sientan apenadas por él, pero este hombre, que es su padre, no lo está. Y existe una regla, ‘Como un padre siente compasión por sus hijos.’”

El llanto del niño hace que las personas se acerquen a su padre y le pregunten, ¿”Dónde está tu compasión?”, a lo que el padre responde: “¿Qué puedo hacer, si mi hijo, a quien cuido como a la niña de mis ojos, me exige darle un alfiler para poderse rascar el ojo porque tiene un picor en el ojo? ¿Se me puede llamar “cruel” por no conceder su deseo, o es por compasión por lo que no se lo doy para que no se
hurgue el ojo y se quede ciego para siempre?”

Por lo tanto, debemos creer que todo lo que el Creador nos da es por nuestro propio bien. Aunque debemos rezar, por si acaso el Creador apartara esos problemas de nosotros. Sin embargo, debemos saber que la plegaria y la concesión de la plegaria son dos cuestiones distintas. En otras palabras, si hacemos lo que debemos, entonces el Creador hará lo que es bueno para nosotros, como se ilustra con la alegoría anterior. Se dice acerca de eso: “Y el Señor hará lo que le parezca bien a Él”.

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