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Papa evita juzgar homosexualismo pero se opone al ‘lobby’ gay en el Vaticano

¿Quién soy yo para juzgar? Papa Francisco. Imagen: tvperu
(SóloLaBiblia/NoticiaCristiana) “Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”, declaró el Papa Francisco ayer en una inédita rueda de prensa, a bordo del vuelo papal, tras regresar a Italia.

Con estas declaraciones el Papa manifestó por primera vez la tolerancia de la jerarquía eclesiástica hacia los homosexuales. Sin embargo, “el problema no es tener esa tendencia, sino constituir un ‘lobby’ (un grupo de presión).

 Ese es el asunto más grave para mí”, agregó el Papa a los periodistas al responder a una pregunta sobre las denuncias de un ‘lobby’ gay en el Vaticano que conspira para acceder a cargos de poder.

El Papa recalcó que “el catecismo de la Iglesia católica explica de forma muy bella” el tema de la homosexualidad. “Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad”.

El tono tolerante del pontífice argentino fue considerado “importante” por representantes del movimiento italiano de defensa de los derechos homosexuales, aunque lo tildan de insuficiente en la sustancia. “Nada nuevo desde el Vaticano, solo un cambio de estilo. La sustancia sigue siendo la misma”, recalcó Aurelio Mancuso, presidente del movimiento Equality Italia.

La referencia hecha por el papa al catecismo universal —que no condena la orientación homosexual, sino los actos homosexuales como pecaminosos— obliga a los gais a la castidad, “sin vida afectiva ni sexual”, lamenta Mancuso.

El papa Benedicto XVI, reconoció en el libro Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y el signo de los tiempos la existencia de sacerdotes homosexuales, también consideraba que no debían ser discriminados, “aunque no por ello la homosexualidad pasa a ser moralmente justa, sino que queda como algo que está contra la naturaleza de aquello que Dios ha querido originariamente”.

Según la Congregación de la Doctrina de la Fe, “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso”, por lo que invita a los homosexuales católicos a una vida casta.

El mismo principio que el papa explicó ayer a los periodistas, sin entrar en el debate sobre el matrimonio gay, al que la Iglesia se opone rotundamente porque afecta a la familia tradicional.

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