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Primera "obispa" lesbiana de episcopalianos en EEUU.

Las autoridades eclesiásticas episcopalianas (rama estadounidense de la Iglesia anglicana) eligieron por votación a Mary Glasspool, mujer declarada lesbiana, como nueva obispa de la diócesis de la ciudad californiana de Los Ángeles. Se trata de la segunda mujer en acceder a ese cargo. El primado anglicano ha criticado la decisión. 


Mary Glasspool se convirtió además en la segunda mujer en ascender a ese cargo religioso en los 114 años de historia de la institución en Los Ángeles, después del nombramiento de Jardine Bruce el pasado 8 de marzo.
La obispo es la primera lesbiana en llegar a ese cargo y la segunda persona homosexual en el puesto en el seno de esta Iglesia en EEUU, que en 2003 eligió a un hombre homosexual para encabezar la diócesis de New Hampshire, en la costa este del país.
Aquella decisión dio origen a una crisis en el seno del anglicanismo a nivel mundial y terminó en la imposición de una moratoria para impedir el acceso de los homosexuales a cargos de responsabilidad en esa Iglesia, una prohibición que fue levantada el año pasado.
«Estoy entusiasmada. Es hora de celebraciones, sé que hay gente que puede no estar contenta con esto y estoy comprometida en llegar a esas personas con mi propia mano y mi propio corazón», dijo Glasspool, hasta ahora ayudante del obispo de Maryland, tras conocer la noticia.
Glasspool era, junto al reverendo John L. Kirkley de San Francisco, dos de los cuatro clérigos que competían por ocupar las vacantes dejadas por dos obispos veteranos en Los Ángeles, informa Efe.
El aperturismo hacia la ordenación de obispos homosexuales llevó a docenas de congregaciones episcopales a separarse de la organización religiosa, algunas de ellas se afiliaron posteriormente al anglicanismo europeo.
A pesar de que la Iglesia Episcopaliana continúa formando parte de la comunidad mundial anglicana, el arzobispo de Canterbury y líder espiritual de esta rama del cristianismo, Rowan Williams alertó en diciembre a los clérigos estadounidenses de que la elección de un gay como obispo «arrojaría serias preguntas» sobre su continuidad en el anglicanismo.